. astronautaperdido .

Pedro Antonio Noguera – todo menos eso.
La llama no tiene nombre no caballero pero si gusta puede decirle Margarita como se llamaba mi hermana que me la dejó antes de morir, si desea la foto montado valor $2000 con sombrero mexicano además teléfonos celulares si los ve con forma de teletubbies a $1000, la colección del Chavo del 8 cada muñeco $2000 y si busca escapularios tengo a $3000 – Demasiado costoso le digo gracias muy amable digo – Sí caballero escapularios a $2000 me dice sin pararse – Tengo $1600 – Quizá más adelante dice – Esta bien, $2000, éste, gracias. – Algo más? La verdad sólo quería el escapulario, pero déjeme miro – Claro caballero de dónde viene? Medellín – Para allá voy la semana siguiente sabe invitado por la televisión, Tele Antioquia, a un programa de música los sábados – Serenata – No, uno de música para mayores – Serenata – No, uno de música para mayores – Ah. Y que toca? – Tiple dice y me invita a seguir y me muestra diplomas placas insignias medallas y es un mago del tiple que ha recibido reconocimientos de Bavaria y ha sido el show central de muchas fiestas y numerosas finales de microfútbol y cumple 76 años este 26 de agosto y dice que aunque es músico no es vicioso y que por eso se ve joven y me encanta por su vestido elegante su sombrero corto sus gafas de cristal rojizo y su decencia al hablar y me dice que fue camionero 45 años pero que prefería estar con su esposa y no en los caminos porque en casa además recibe las regalías que le da Discos Victoria, 20% por interpretaciones y 35% por sus composiciones, y que vive dignamente sin deudas con sus hijos a quienes ya les dio todo lo que tenía menos un cuadro de su difunta esposa los diplomas las insignias las medallas sus tres tiples en sus estuches gastados de cuero y el surtido religioso que vende en las afueras del Santuario de Las Lajas en Nariño al sur de Colombia. Todo menos eso, esperando que al morir, sus hijos a quienes hace años no ve, sientan compasión y le den una sepultura digna. Eso dice Pedro Antonio Noguera.


Luís Erazo – a pesar de todo.
Me esfuerzo y no lo logro. Cada vez que lo veo, cada vez que habla, ahí está, su hueco en los dientes, su dentadura podrida, su pobreza, su puto mundo jodido y sin embargo. Hubiera querido tantas cosas. Hubiera querido ser dentista para pagarle a Luis Erazo con una reconstrucción de sonrisa que lo dejara convertido en Señor Tulcán, el más digno representante del primer pueblo al norte de Ecuador, cerca de la frontera con Colombia. Hubiera querido ser veterinario para curarle las vaquitas enfermas o más bien la vaquita, porque de las casi 40 sólo una era suya, el resto del terrateniente. Hubiera querido ser Smurfit Carton de Colombia para regalarle madera y hacer un corral con puertas en vez de palos amarrados con lazos. Hubiera querido ser electricista para electrificarle la cerca y así electrocutar al malparido que le robó un ternero hace un mes. Hubiera querido ser BMG Ariola Warner Virgen Records Ninjatune o Six Degrees para regalarle toda la colección de Darío Gómez con la que sueña. Hubiera querido ser Sony para que sus hijos - también campesinos pero casi todos soñando con llegar a los 18 y hacer curso de choferes – pudieran jugar Nintendo y Playstation sin ocupar el único televisor de la casa, con videocd adaptado, valor 120 dólares, marca Sonni. Hubiera querido simplemente agradecerle por la decencia y la amabilidad, por el café que me brindó, por la comida que me dio (a pesar de que sabía inmunda), por enseñarme su familia, su esposa, sus hijos hijas y nietas, por abrirme su casa y tratarme como amigo. A pesar de su dentadura podrida, su pobreza y su puto mundo jodido. Maestrico, me decía, maestrico, se le heló la carpa, maestrico, cómo durmió. Bien, Luis, gracias, salgo ya para Julio Andrade, es aquí cerca no más, maestrico.

Johnatan Delgado – interrogatorio árido
Tiene 11 años y está en 2 del ciclo básico de bachillerato. Al llegar al 4 año se ingresa al ciclo diversificado, pero allí no enseñan lo que él quiere: ser policía como su tío, que trabaja en antinarcóticos. Quizá por eso me interroga tan bien: de dónde vengo, para dónde voy, mira mi equipo, pregunta precios, se pone mis gafas y mi casco y como yo no le digo nada o simplemente me cago de risa finalmente termina ayudándome a secar la carpa luego de la helada en Tulcán, invitarme donde sus amigos que van a tirarse al río y llevándome a comer donde Varón Delgado, su papá, familiar de Agustín Delgado y amigo de Ulises De La Cruz, jugadores de la selección Ecuador. Todos ellos en El Juncal, comunidad negra a unos 30 kilómetros al norte de Ibarra. Buen río, buena salsa. Lástima el calor y el polvo, la aridez arrancando el verde a las montañas.

Entre tanto, leaving Ibarra
Hoy martes me preparo para dejar Ibarra, unos 300 mil habitantes, calles empedradas, feas, semáforos bajitos, gente de ciudad. Mi meta: llegar pronto a Quito – como sea – para devolver tanta cosa inútil y quedarme sólo con lo esencial. Si hiciera la lista seriamente, quizá lo único sería mi cámara. Ah, y la carpa y el sleeping. Y los papeles y la plata. El resto está todo con serias dudas.



Fede reportando sintonía, hasta luego y se les extraña mucho pu´acá.

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